¿Qué es el Club Bilderberg? Lobby, grupo de presión, reunión de líderes mundiales, mesa de discusión al más alto nivel… Casi cualquier definición, en términos sencillos o locuciones shakesperianas, es insuficiente para calificar el poder que acumula ese selecto cónclave de políticos, financieros y medios de comunicación. Por decirlo de una manera gráfica, son quienes mueven los hilos. El Club debe su nombre al hotel que albergó la primera reunión, en 1954.
La iniciativa parte del príncipe Bernardo de Holanda, debidamente estimulado por David Rockefeller, para que las élites europeas trabajasen de manera coordinada con Estados Unidos. Durante un fin de semana, debaten el estado del mundo y deciden convocar una reunión anual para no solo analizar sino también determinar. Para trazar el futuro de la Humanidad en función de sus intereses de clase. En adelante, lo que decide el Club Bilderberg, simplemente ocurre. ¿Cuál es su máximo interés? La Empresa Mundial S. A., como sofisticación semántica del Gobierno Único (el poder financiero es quien dirige la política, también a ese nivel) pretende imponer a largo plazo un solo sistema político y económico. Por ejemplo, el euro –ahora en entredicho– es una de sus más ambiciosas creaciones. Ellos deciden cuándo y cómo aumentar el precio del petróleo, cuándo debe acabar una guerra y dónde debe empezarse la siguiente, quién debe ser el próximo candidato a presidente o por qué conviene provocar una crisis global, como la que vivimos ahora. Todos los movimientos son piezas de un descomunal puzzle.
La iniciativa parte del príncipe Bernardo de Holanda, debidamente estimulado por David Rockefeller, para que las élites europeas trabajasen de manera coordinada con Estados Unidos. Durante un fin de semana, debaten el estado del mundo y deciden convocar una reunión anual para no solo analizar sino también determinar. Para trazar el futuro de la Humanidad en función de sus intereses de clase. En adelante, lo que decide el Club Bilderberg, simplemente ocurre. ¿Cuál es su máximo interés? La Empresa Mundial S. A., como sofisticación semántica del Gobierno Único (el poder financiero es quien dirige la política, también a ese nivel) pretende imponer a largo plazo un solo sistema político y económico. Por ejemplo, el euro –ahora en entredicho– es una de sus más ambiciosas creaciones. Ellos deciden cuándo y cómo aumentar el precio del petróleo, cuándo debe acabar una guerra y dónde debe empezarse la siguiente, quién debe ser el próximo candidato a presidente o por qué conviene provocar una crisis global, como la que vivimos ahora. Todos los movimientos son piezas de un descomunal puzzle.
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